Je suis arrivée

Como siempre, el avión empezó siendo parte de la emoción, y acabó siendo un fastidio. Por suerte los asientos de a lado y atrás estaban vacíos, y entonces pude reclinarme y subir los pies en el de a lado. Como iba con mi bebé MB (Mariana Badui), no la dejé llorar mucho y ella a mí tampoco. Le pedí que lloráramos hasta que sintiéramos que lo que estábamos haciendo era en serio (porque todavía ahorita sigue pareciendo una bromita o un viaje corto).

Después del problema que implicaron el exceso de bolsas y equipajes de mano y sombreros y suéteres y cámaras y cuadernos, llegamos a CDG y no tuvimos problema con nada. :). MR (M. Romero) y Tita ya estaban esperándonos en la salida. A partir de ahí todo empezó a ser cada vez mejor. Escuchar a la gente hablar en francés y leer todo en francés (y pagar todo en €)

te hace sentirte fuera de tu casa- o en tu nueva casa-.

Llegamos a casa de Tita. Está preciosa. Tiene una terraza, desde donde se ve la torre Eiffel y donde pega el sol la mitad del día. Tiene plantas, libros, comida riquísima, y lo ha decorado padrísimo. Ella se ha portado como una reina con nosotras y nos ha apapachado mucho. Ayer nos hizo de cenar delicioso.

Ahorita el jet-lag me madrugó, pero sigo con la euforia de esta nueva etapa de mi vida, y entonces me encantó despertarme para ver amanecer la ciudad. MB y MR siguen dormidas, y Tita se fue por croissants (oh-ohhhh! Espero que eso de ir por croissants no se vuelva cotidiano. Ya sé que sí, pero espero que no...). Me voy para intentar prender la cafetera.

Aunque esté feliz, ya extraño a todos y a todo. Quiero tacos de suadero de desayuno. :(.